Entorno escéptico

Adéntrate en un espacio de escepticismo racional, libre de doctrinas y sus dogmas


Anticiencia y pseudociencia en política

Hay posturas políticas para todo. Unas son más pragmáticas, menos doctrinales; observan los datos reales y rectifican las recetas para adecuarse al momento. En los extremos del arco político hay más doctrina, una ideología más fuerte, la cual queda por encima de la realidad. Si no funciona se tergiversa la realidad, no la doctrina, que es sagrada, estableciendo una analogía entre política y religión.

¿Pero es igual en el extremo izquierdo que en el derecho? Pues no exactamente; se han especializado en diferentes estrategias. En el extremo derecho la ideología predomina sobre los datos reales mediante un razonamiento muy simple y directo: negar los datos comprobados. Para ello hay que rechazar los mejores datos disponibles, aquellos comprobados mediante el mejor método conocido. Es la anticiencia.

Un ejemplo: el cambio climático. De todos es conocida la manera en que sitúan su doctrina por encima de la realidad comprobada: negando la ciencia.

No hay que preocuparse de las emisiones contaminantes, el cambio climático no se está acelerando y no es culpa del ser humano, dicen.

Por su parte, en el extremo izquierdo también la ideología predomina sobre los datos reales. Pero el razonamiento empleado no es tan simple como en el caso anterior. Vamos a ver…

La pseudociencia consiste en hacerse pasar por ciencia sin cumplir el método científico. Parece pero no lo es.

En el resultado la pseudociencia opera al contrario que la ciencia. Mientras esta trabaja con los mejores datos disponibles, razona y llega a una conclusión no determinada de antemano, aquella comienza con una conclusión deseada y trabaja para seleccionar datos y justificaciones para llegar a ella. Es decir, la ciencia trabaja desde el inicio hasta las conclusiones, mientras que la pseudociencia fija una conclusión final y elabora las justificaciones por las que se llega a dicha conclusión; desde el final hacia el inicio. Es la manera de mantener doctrina.

¿Un ejemplo? Pues tiene que ser más elaborado que en el anterior caso debido a la mayor complejidad de la pseudociencia respecto a la anticiencia.

Vamos a analizar el famoso 0,0003%, dato sagrado para justificar lo injustificable. Lo haré con datos de 2017 debido a que fue en 2018 y 2019 cuando se sacó el dato y se ensalzó para justificar que no había denuncias falsas en viogén. Hoy día la idea sigue presente y los datos estadísticos no varían significativamente. Sí ha habido un incremento de denuncias en los últimos años pero no parece que varíen mucho los porcentajes que vamos a estudiar.

El 0,0003% es una cifra tan pequeña que puede considerarse despreciable sociológicamente. Proviene del número de sentencias en las que se ha demostrado una denuncia falsa en violencia de género respecto al total de denuncias. Son 40 entre 130.000. Bien, pues está claro. ¿O no? Veamos.

El 30% de denuncias termina en una sentencia condenatoria, mientras el restante 70% no tiene sentencia condenatoria por muy diversas razones. En este último caso hay de todo, desde retirar la denuncia, no hay pruebas para una sentencia o bien, incluso, el acusado ha aportado pruebas de su inocencia y ha sido absuelto. ¿Esto se toma como dato estadístico? No, el 0,0003% se toma de otra forma. Pues sigamos.

En el caso de un acusado que quiera denunciar falso testimonio tendrá que acudir con abogado y procurador, incurrir en unos buenos gastos, con el objetivo de responsabilizar a la acusadora de su denuncia. Ni qué decir que para esta fase no hay ninguna ayuda como sí quedan fijadas por ley en la anterior fase. Las penas por falso testimonio son ligeras; sea como sea el resultado ninguna acusadora ha pisado un solo día la cárcel. Y si se declara insolvente tampoco paga. ¿Y entonces? Pues solo acuden los que buscan justicia simbólica o bien para demostrar su inocencia y limpiar su imagen.

En el caso de las 40 sentencias condenatorias contra acusadoras por falso testimonio se estableció de entre solo 65 procesos.

En el numerador (40) ponen un dato proveniente de 65 procesos, mientras que en el denominador ponen todas las denuncias (130.000). Y toman a su favor el 70% de denuncias que no llegan a sentencia condenatoria porque no está demostrado que haya falso testimonio (tampoco lo contrario). ¿Cómo saben los defensores de la doctrina viogén que no hay denuncias falsas entre el 70% de denuncias que no llegan a sentencia condenatoria?

Los defensores del 0,0003% solo cuentan con las 40 sentencias condenatorias de los 65 que decidieron pleitear con toda una sociedad en su contra. Todo ello para obtener un deseado dato que hacen pasar por científico, con sus datos de campo y su estadística. Eso es un buen ejemplo de pseudociencia al servicio de una doctrina.

En cualquier otro tipo de denuncia se estima una cantidad apreciable de denuncias falsas y falsos testimonios. Las compañías aseguradoras manejan entre sus estudios un nivel de hasta un 70% de partes falsos o exagerados. La izquierda insiste en que las mujeres políticas de derecha mienten mucho (Díaz Ayuso más que nadie). ¿Acaso es viogén el único tema donde no hay falsos testimonios? La doctrina así lo asegura.

La conclusión doctrinal es que no hay denuncias falsas en viogén y, por tanto, hay que negar la culpabilidad de María Sevilla (demostrada judicialmente múltiple denunciadora falsa y maltratadora de sus hijos) y hay que dejar caer al propio ministro que comenzó con estas leyes, creo que bienintencionadamente, pero de forma desequilibrada, el Sr. López Aguilar, víctima de denuncia falsa que demostró su inocencia 15 años después, denunciado por su hijastro y enemigo, con el desmentido de su pareja; el día de los hechos el ministro no se encontraba en las Islas Canarias pero quince años de andadura contra el sistema. Y ya no lo veremos en primera línea política. Es lo que tiene la doctrina de su partido.

Situar la ideología por encima de la realidad explica como todavía quedan defensores del comunismo, sistema que se ha probado en diferentes versiones y gobiernos en unos cincuenta países, fracasando en todos ellos. Sin embargo, inasequibles al desaliento, no dejando que la realidad les estropee una ideología que toman por ilusionante, justifican mediante todo tipo de selección de datos reales o ficticios, da igual, que su doctrina es la salvadora del ser humano. No está exento de elementos de tipo religioso.



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